PERMANENTE CUERPO DE
FECUNDIDAD
(Un canto épico al
Trabajo en su sentido dialéctico)
Francisco Fenoy
Reseña para el poemario
Del POETA Francisco Henríquez
Al leer “Permanente
Cuerpo de fecundidad”
Francisco Fenoy, la edad
nos hace más consecuente.
Vate genial y vigente
que a los hechos
incorpora,
la palabra vibradora.
Donde todo se resume
entre las luz y el perfume
de una excelencia sonora.
PROEMIO
¿Cómo viaja la historia?
¿Hacia qué fuente oculta?
¿Cómo juzgar
su clave prodigiosa?
¿Lo cierto de
los distintos procesos?
Indagando sin
veto su pasado
sin disfraz
ni evasivas su presente.
Y si tenemos
por verdad la raíz:
el medio, y
el modo de producción
y manejamos
la viva dialéctica:
la unidad de
la ley de los contrarios;
se obtendrá
la armonía de los tiempos,
por esa
convergencia de la luz.
¿Dónde mi
cuerpo?
En la confianza
entre los
corazones
que nos traen
el alba.
ORIGEN
I
Huido
el urbano
tras el caos
de su Sistema,
ya con
asentamientos espontáneos
y más tarde
los
promovidos por condes y reyes,
quedan
establecidos
en territorio
comunal.
Aunque
ataques de robos de feudales
lo redujeran
a comunidad
degradada,
se mantuvo
bajo diversas
formas:
en bosques,
trashumancias…
No en vano
dicha
dialéctica
fue a
avivarse
en la sangre
del campesino
como dardos,
de un avispero
díscolo.
Originando
como fuerza
la negación
con su
contraveneno:
la Hermandad.
Y deja
por sí mismo
plasmada
articulada
convivencia.
II
A tan alto tenía la honra de la libertad
el campesino
que la pauta primera de su celo
después de creada la
Hermandad, era la de linchar a
quien intentara cobrar
los tributos. Más ancho tenía el
corazón que las tierras
en las que trabajaba.
En varias zonas de la península
no había clero que se atreviera
a cobrar los tributos al
campesino. Se les veía huyendo de villa
en villa, perseguido por los
miedos de sus propias alucinaciones.
Tal, era el crédito de la
Hermandad.
Se elevaba a tanto la confianza
del campesino en la dinámica social,
que firme se sentía de los
principios solidarios de la razón política.
Un mundo más profundo le
desbordaba. Era el hombre que se daba
a otros hombres.
Si con la Hermandad avanzaba el
campesino, al calor de la audacia
de la fuerza y de la lucha;
cuando la batalla era dura y desigual eran
sus lazos tan fuertes, que en
resistencia la transformaba. Haciendo
de la lenta erosión de la tasa el
elemento corrosivo contra el Sistema.
Cambia el aire de feudalismo
hacia absolutismo. Pero ya el campesino
tiene los pies clavados en la
tierra, donde se nutre su elevada firmeza.
Y su alianza tan fuerte que el
más intenso de los vientos absolutistas,
no puede desnudarlo de su
esencia.
III
De nuevo
se estrena la
historia.
Empieza otro
encadenamiento
y el
campesino,
no se
sobrevive
confundido en
su añoranza.
Como barro de
volcán,
ardió y se
transforma
para seguir
la marcha de su destino.
Y vuelve el
fuego a extenderse,
desde la
empuñadura que la conduce.
IV
El campesino
lo era todo.
No solo el
que se suma al día
con su cuerpo
doblado
sobre la
tierra.
No solo el
sementero señalado
que recoge
prudente la cosecha.
No solo el
que en sus noches
sin luna o
con ella,
amasaba en
silencio
el pan para
los otros.
Era más, era
todo.
Era la tierra
dándole su grito.
Ataúd
del
feudalismo.
Origen y
principio,
de la
historia moderna.
EXISTENCIA
I
Atraviesa un
crudo invierno.
Cambia de
piel y renace
elevado, a
figura
lúcida y
perfecta,
donde se amplia
y se transforma
su propia
naturaleza,
en núcleo del
nuevo orden.
Como fuente
del Valor
se alimenta y
se sostiene
y se reproduce,
en dinámica
constante.
Este obrero
fue la luz
al circular
por el mundo
su reciente
concepción
de la
historia y de la vida.
Y se dirige
hacia la estrella
haciendo de
cada día,
la condición
que se ajuste
para una
nueva y más alta
síntesis, de
permanente
cuerpo de
fecundidad.
II
Al final de
la noche de su infancia,
de las
jornadas tormentosas
que van de
1808 a 1856,
el obrero
fabril
adopta el
logro de la mocedad.
Espacio que
le ha marcado,
con la fuerza
de un hierro
candente,
la actitud y
la autonomía:
en centro de
la nueva sociedad.
Y una ola de
pánico
cubre a las clases
medias,
que aterradas
por su nula visión
retroceden,
les enfermó
y huelen aún
a podrido.
Y les pide a
su vez
este soldado
desafiante
la parte que
le corresponde
en la
victoria.
III
Después de
conseguir los derechos
de reunión,
de asociación,
de la libre
emisión de sus pensamientos.
El proletario
diseña
disciplinado,
la obra
conquistada.
Abre y deja
su proyecto
que mantiene
y se alimenta
en su rodar
alumbrado.
Desarrollando
teoría
en la cultura
específica
de
autodidacta e independiente.
Y con éxito
combina
el trabajo y
la enseñanza,
en la dura
labor de la negación.
Praxis,
que genera
nueva ciencia.
IV
Este obrero
fabril
se topa con
la rápida República.
Y resuelto le
imprime su carácter
a la considerada
vanguardia que domina.
Construyendo
en la lucha:
cuerpo a
cuerpo,
contra todo
sicario,
contra toda sentida
ley de apoyo a bandidos.
Y extiende en
los cantones abrasados,
con redoblado
empeño,
la llave que
abre y cierra
los obvios
intereses
de la digna
contienda.
Los cuadros
inmaduros reformistas,
no secundan
la línea que le trazan
y queda como
dulce quimera de la historia.
Pero el Trabajo
sube
a mirador tan
alto,
que goza
nuevo alcance
de un mañana
que siente,
de cumbre
conseguida.
V
I
Se arma al
Pueblo
y solidario
canta.
En el Hotel
de Ville
el aire
puesto en libertad
salió alegre
entre los vivas
de la Ciudad
de la Luz.
II
A la gloriosa
revolución
obrera
del 18 de
marzo,
le refleja la
calidad
en trazos
claros y resueltos.
III
La Comuna
que enamora a
París,
no es solo
historia:
Es poderío
conseguido
del propio
pensamiento.
Es la teoría del Estado
hacia
la transición.
Es la
aventura humana
hacia la
plenitud.
Es la
anunciada estrella,
su amor
posible.
VI
Contento
puede estar el proletario
con los
deberes que se impuso.
La canción
que amasó
con la dureza
y la esperanza:
Río de agua
volcánica.
Manifestado a
plena luz.
Un fantasma
recorre Europa.
DESARROLLO
I
Creciendo
permanece el proletario
explorando su
propia rebeldía,
y disciplina
a tono sus legiones
en la férrea
y cordial necesidad
de un aparato
que arroje su guante,
y a que
estimule y se aventure al cambio.
Consciente de
su centro y movimiento
el soldado
jovial en la palabra
ata y sujeta
a nuevo día el nervio.
Y edifica la
máquina apropiada
a que llegue
la voz de la canción
más allá de
la nave más remota
más allá de
la mina más oscura
y a que
estimule y se aventure al cambio.
Paso tras
paso sin vacilaciones
recorre todo
espacio con amor.
Sustenta y se
sostiene en una asociación
centralizada,
más activa, unida,
ordenada, que
alberga y que defiende,
y a que
estimule y se aventure al cambio.
Tiempo fundamentado
de una vez
en lanzar con
descaro convincente,
hacia el
tejido de la población.
Con la verdad
del viaje del Trabajo
y su valor,
de la aventura al cambio.
II
Así sin
armas:
sin pistolas,
dineros, leyes…
Así desnudo,
pero conocedor
como sujeto
del proceso
que hace
historia.
Así como grupo
de apremio,
planta cara
ante las Cortes
exigiendo
derechos.
Así obliga
al parlamento
de la burguesía
a la adopción
de leyes.
Consiguiendo,
deseos
requeridos
y el
reconocimiento directo –natural-
de sus
demandas.
Así
públicamente
levanta la
bandera
y consolida
su figura
de proletario,
como fuerza
política.
Así puesta la
mira
de ir
quemando etapas
en otras
primaveras,
con la
firmeza y claridad
de su justo
valor.
Así la
táctica
de irle a ese
pasado,
erosionando
su pus
mohosa.
III
A tal fiebre
de fuerza
y de
organización
llega el
obrero.
Que un rey,
que no tiene
más horizonte
que la Casa
de Campo,
le declara
una guerra
encubierta.
Craso error,
contra todos
aquellos
que tienen
hambre,
deseos de
justicia.
A tal infamia
se sube la
verdad
dispuesta a
la batalla,
sin miedo a
la derrota.
Y el obrero
se afianza
al campo de
su acción
por toda la
partida del Trabajo,
desde Jerez a
Barcelona.
Y en combates
durísimos
va creciendo
hasta que
finaliza
encendido
el bravo
combatiente,
y prescribe
al cacique
mayor.
Y trae el
cambio.
IV
El alcance
del proletario
sobresalta a
la burguesía.
Y le provoca
a un ataque
de trampa
prematura.
Y le motiva
a vivir encendido
en sangre y fuego
la tentativa,
de su obra
valerosa.
Como una
prueba,
que se
despliega abierta
a próximas
revoluciones.
El minero con
su épica,
electrizó
en una ola de
aprecio,
a España y, a
Europa.
Y restalla de
luz.
Y muda de
horizonte.
V
Para sostener
la esperanza
creciendo se
prepara
y diligente
crea
la llama de
1905.
Que engloba y
une
en su forma
sintética,
la creación
de los Soviet.
Y extrae de
la acción
de cada día,
la enseñanza
de ensayo
general,
con el solo
propósito
de nuevo
levantarse,
más
gigantesco.
Así crece
con su luz transparente
este
proletariado,
poderoso y
dominador
al fragor de
su fuego.
VI
Este
proletariado
comprende su
camino
y continúa su
destino.
Donde se
exige, vive
y se
enriquece,
con el largo
latido
de los días
de fuego.
Ya con plan
definido
se eleva al
primer plano
de la vida
social.
Y consciente
se moviliza
a grito alzado,
desde
Vladivostok a San Francisco.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
PODER
I
En el yunque,
en la
fábrica, en el tajo…
Hecho a
golpes,
se transforma
y se eleva
a nueva
obra.
La negación,
que así misma
se niega.
Desplegada la
negación
contra toda requisa,
contra toda
forma social
de explotación.
Se
levanta
dispuesta la
verdad,
y las nuevas
lleva
adelante.
Este
proletariado
que brilla
con luz propia,
en el flujo y
reflujo de su sangre
que le
origina canto:
en noche, en
día, en movimiento;
en ir hacia
la nueva orientación,
a la
conquista del poder político.
II
A través de
los años
por actas
detalladas
nos queda la
memoria.
Hubo un rayo
de luz
en su hondo
poderío.
Hallándose el
Trabajo
como centro,
y en medio
de una guerra
civil,
de insidia
dictadura,
de hedor
contrabandista
con
terrorismo blanco
de paranoia
ritual.
Vive y sufre
su nombre,
maniatado y
de asedio
por el miedo
e inquina
fanático y
estúpido,
de guías que
sostiene.
Y de
cancillerías,
que estaban
saturadas
de aversión
sin retornos.
Frente a
frente y de frente
con valor el
Trabajo
da réplica al
convite,
y en
constancia dinámica
entra solo y
desnudo
a hechos
vivos y fértiles
con
articulación,
en grados
sorprendentes.
Y establece
en la historia
un hito tan
alzado.
Que se ve y
se divisa
desde los
varios puntos
que mira la
razón.
Que le orienta
y da ejemplo
a nuevas esperanzas.
Este
proletariado,
que con tenacidad
y amor,
cosechó trigo
y rozó el
pan.
III
Con audacia
sin límite,
golpea
el puño del
proletario lo sucio.
Con valor,
disciplina,
decisión
y firmeza,
responde Petrogrado
a la nueva,
del crucero
Aurora,
con su
impetuosa oleada humana.
Y conoce
la historia,
la aventura
más
sorprendente de la humanidad.
Octubre,
queda
inscrito
para siempre:
arroja al
viento la nueva semilla.
Maravilla
de luz
y de combate
la victoria
que propaga el Trabajo.
Paz,
pan
y tierra;
trae el nuevo
programa que transforma,
donde
toda
esperanza
es la norma,
porque conlleva
dentro de sí el fuego.
IV
Puesto en
movimiento
su empuje
dinámico
hacia la
clase parasitaria,
a través de
los Consejos
y de sus
revoluciones,
El Trabajo
ha demostrado
por fin,
que fuera de
la creciente
y rica
aventura humana,
no es posible
que subsista
ninguna clase
de solución.
El victorioso
proletariado,
consolida la
partida
y da el
decisivo asalto.
Con el fuego
que se eleva,
que
activamente penetra
y devora y
vivifica;
las viejas
instituciones.
Creando la
nueva y valiosa
razón social.
V
Adaptado a su
ritmo,
llega a la
cita
y deja
sepultada
la vieja
sociedad,
por un nuevo
modelo:
óseo y muscular,
que atrae a
nueva vida.
Este
proletariado,
honra de los
humanos
con su lucha
valiosa
y única.
TRANSICIÓN
I
Los
explotados, con aire difícil,
han ido
construyendo con su ritmo
piedra a
piedra su nuevo alto edificio.
Que lo ocupa,
lo escala y se establece
en la cimera,
la viva vanguardia.
Se trata aquí
de ser o de no ser.
Y la
vanguardia no supo y se rompe.
Y rota, ni se
funda ni disuelve
entre su
Pueblo. Fuera de la esencia,
queda al
margen de los himnos futuros;
presa de las
coordenadas históricas.
Pasa la rueda
del tiempo, zarpazo
que le llega,
la envuelve, la devora
y queda como
vivo fósil de la historia.
Al quedar
tras su falta, desahuciada,
como
protagonista del tramo de la luz
por la Base
que sustenta y decide,
por la clara
conciencia que habla y canta:
la dialéctica
de la lucha hermosa,
que empuja abierta,
arriba, hacia la estrella,
hacia su devenir,
humano, pleno.
Este
proletariado ofrece al mundo
la frescura
de su vitalidad.
II
43.000
huelgas dadas
en diez años
y en un solo país.
Es la repulsa
que corona
a la palabra
que se queda
en danza de
agresión obscena.
Es la
conciencia ya alzada
contra el
amanecer nublado.
El fuego que
va renovando
que va
limpiando metro a metro
y en
ascendente movimiento,
hasta
elevarse iluminado,
e iluminando
el proletario
al son de su
ritmo brillante.
En su ajuste
dialéctico.
III
El Trabajo en
su vida nueva
no deja sitio
a su pasado.
Y en
resistencia dilatada,
templada, va
modificando
a lo
existente de su esencia;
aún con ser
la hija de su tiempo:
la
intelligentsia y burocracia.
Que eran
verdad y eran mentira,
ya que
dejaron a la historia,
en un
recuerdo o en un sueño.
El proletario
torna siempre.
Camina a
nervio de futuro,
de su
profundidad exalta
la verdad
como portadora:
en gritos, en
detonaciones,
en rebelión
que ensancha canto.
Hasta que
viva se convierte
del fuego que
la determina:
el devenir
inapelable.
IV
El Trabajo,
en su obra de
impulsos luminosos
e indestructibles,
se siente unido
lo mismo, que
el fuego con el aire.
Aún entre los
diversos conflictos
como son: los
derechos civiles,
el inmenso
poder en la calle,
la revuelta
en pie de las mujeres…
Así que
aunados dentro del arte
de la lucha
del proceso histórico,
se eleva a
meta de libertad
en su máxima
expresión o cúspide:
con el movido
otoño italiano
y en el mayo
del sesenta y ocho.
Seccionando
la existencia
del último tramo.
V
I
A este
periodo mágico de la historia
confluyen con
ardicia los pueblos vivos.
Desde los
escondrijos más apartados
de las selvas
y de la montañas rojas.
Los
campesinos asiáticos, africanos,
latinoamericanos
y de la URSS,
dan el paso,
a héroes míticos e históricos:
Mao tse tung, Lumumba, Ho chi minh,
Che Guevara…
II
Son los
hombres reintegrándose a su tiempo.
Es la
esperanza que se alza contra el robo.
Es la
revuelta que aplasta y modifica.
El derecho
que nace con cada día.
El mañana que
anhela a un hombre nuevo.
VI
Configurando
coordenadas históricas
con hechos,
el Trabajo, separa
y modifica a
tono las circunstancias.
Y alcanza
la crisis de
permanencia
del
Sistema acorde a fundamento.
En donde emana
la subsistencia
en descomposición.
Al caer y ser,
golpeado de muerte.
EXTINCIÓN
I
El cuerpo
sólido
que vive la
agonía,
empieza a
refundirse.
Con valor y
humildad
ha roto el
marco y cuelga el horizonte.
Sabedor de su
tiempo devorante,
se expande y
nutre: rio sin orillas
y se renueva
a diario, hora a hora.
Y transfiere
su esencia: descendiendo,
laborando en
la marcha; va subiendo
en la
confianza, éste proletario
que devoró y asimismo
se devora;
en un
desgarro que supera al mito.
Con su
entrega que se va disolviéndose:
de existir a
la nada y hacia la estrella;
a la par que
su ritmo forja el sueño.
II
Del caos
duradero del Sistema
se ríe el
gangster, esa araña negra.
Y grita
acomplejado e incapaz
ese
desarraigado, es mi tiempo.
Y penetra con
su helada quimera
hasta que
alcanza sus claros dominios:
con ese
instinto de puñal en sangre
que va dando
al marcar su territorio.
E impone el
trauma con diente hostil.
Bloqueando la
estrella
a la familia
humana.
III
De la saña de
la escoria
no hay que
dejarse engañar,
ni aún por su
excesivo trauma.
Es tan solo
el resultado
de lo plano
del sistema
límbico,
del crimen
organizado.
La realidad
objetiva
forzosa se le
impone.
El Valor se
agota y un día
luminoso se
conjuga.
Adonde
alienados gritan
con sus
manifestaciones.
Y se ahogan
con sus élites
en nudos
escurridizos.
Y en donde la
sociedad,
a través de
la cultura
humana del
movimiento,
traspasará la
salida;
hasta
perderse, el eco.
IV
La formación más viva hacia el ocaso.
Juan Ramón Jiménez.
En unos
grupos de la sociedad
no reconocen
y en otros ni
la quieren,
la dialéctica
que clara discurre,
de este tramo
del tiempo
que nos entra
y devora.
No son
conscientes
del momento
propicio
de un mundo
nuevo.
Lo que
conviven y hallan,
son los
planes que se detienen
se agonizan
sin llanto
y se mueren.
Por otros,
tan diametralmente opuestos
que les
propaga más el desaliento
y la apatía.
Pero
existe otra
realidad paralela,
que nos
anuncia de lo solidario
en su camino
hacia la estrella;
como
las ONGS y el Trabajo.
Este último
es solo lo
que sigue:
la formación
más viva hacia el ocaso,
que nos
comunica la luz
en la
frontera de las dos verdades,
y se sublima en
su final
con la
firmeza,
que le
caracteriza.
FINAL Y PRINCIPIO
A través de
las luchas más significativas.
Aquellas que alumbraron
la vida del Trabajo.
Aquellas que
sumadas mueven y modifican.
Aquellas que
originan la industria automática.
Nos traerá el
ordenado derecho comunista.
La estrella
que forjamos,
al final del
trayecto
llegará de
inmediato.
Trayecto que
se vive
sube y nos
enriquece.
Y a
lo ya conseguido,
hay que
sumarle todo lo que se va iniciándose.
Lo que está
de proyecto
y en constante
aumento.
Tanto como en
lo grande como en lo reducido,
del edificio
humano.
Y la libertad
plena
nos dará lo
valioso:
Limpiadas las
dolencias de traumas psicológicos.
Lo ilimitado
en todo su dominio sensato.
El de un
vivir dotado con entidad de pactos,
de un expansivo
fuego aún más allá del mito.
Hasta que se
haga carne de amor definitivo,
e ilumine la
vida con su calidad máxima.
FUERA
DE TÍTULO
LA TERCERA
REPÚBLICA
Eco de fuego
encendido
trae visible
la marcha.
Mirad por
donde nos viene
la bandera
desplegada.
Con un enorme
gentío
que la
conduce en volandas,
donde dejan a
su paso
la voluntad
señalada.
Lenguas de
fuego encendidas
gritan a coro
y avanzan.
La bandera es
roja estrella,
el gentío, de
oro y plata.
Aclarando la
visión
a la llanura
obcecada.
E instruye a
los ignorantes,
a los de
conciencia plana
y les dice
que la ciencia
así lo ve y
lo remarca:
En una crisis
futura
la República
está dada.
Fuego
encendido en las calles
se hace
imparable la marcha.
FIN. 2.006.
Contactos: pacofenoy@hotmail.com