miércoles, 8 de noviembre de 2017



 







                 
                                LABERINTO SIN LUNA
                              -Con el sol de invierno-

                                    Francisco Fenoy

























PRÓLOGO LIBRO LABERINTO SIN LUNA
DE FRANCISCO FENOY

Si hablamos de escritores con voz propia, Francisco Fenoy es uno de ellos, estamos ante un poeta diferente, una voz libre. Pero hay más cosas, el autor de Laberinto sin luna, poemario que nos ocupa, es también un poeta del silencio, un escritor rebelde, observador,  evidencia que queda reflejada cuando hacemos un recorrido por su obra poética y nos encontramos con versos como estos rescatados de  otro poemario  titulado “De un silencio que no muere”
Camina solo y sabe lo que quiere.
Afable explora el bosque
y los árboles le transmiten sueños.
Sube a las cumbres
y las promesas le sonríen.
Se podría decir que  este hombre camina solo, o no, pero lo parece.
Con una obra publicada de más doce libros entre ensayo y poesía, Francisco Fenoy nos sorprende ahora con un nuevo poemario titulado “Laberinto sin luna” libro  dividido en dos  partes, la primera titulada “Con la sangre herida”    y la segunda  “Tumba o cielo”. Un conjunto de poemas bien estructurados donde el autor, intencionadamente, nos traslada a través de sus versos, al mundo de la injusticia, a un mundo en el que los protagonistas son los ancianos, los niños los adolescentes, los obreros o las mujeres.  La queja se hace más profunda y evidente, si cabe, en la segunda parte del libro. Hay que estar atentos, nos dice, y lo hace con versos como estos:
Mujeres transformadas en cenizas
se agitan en  arenas movedizas.

Humanas silenciosas agonías
en secuencia monótona en sí mismas.

O estos otros:    Son millones los pobres que se afanan
en un vacío de hilo en hilo y  besan
el suelo amargo en propio entendimiento,
malgastando la sangre y  la existencia.


La queja y la protesta quedan , pues, reflejadas a través de una escritura directa y denunciadora, como cuando dice:.
Salarios de miserias, alegrías
de millones de vidas asesinadas.
Horas tras horas con sol y con lluvias
a la muerte que atesoran, retaban.
Palabras como: lluvia, tierra, sangre, esperanza, tristeza, muerte,  silencio, nubes o fracaso, forman parte de esta poesía escrita desde el convencimiento y  desde la  reflexión, Francisco Fenoy las utiliza, las convierte en herramienta imprescindible para dejar bien claro que, de ninguna manera, está conforme  con las formas ni con el trato que por parte de una sociedad injusta reciben los más débiles.
Sonríe largamente al  azar de esta
puta vida de olor a cementerio,
junto a las hermanitas que socorren
a los ancianos, solos e indefensos.
Queda  patente  el grado de preocupación que se refleja  en estos poemas por aquello que sucede, ya sea en su entorno más cercano o   deteniéndose en la contemplación que nos lleva a observar desde la lejanía  la alarmante situación en la que se encuentra nuestro planeta.
Pero la esperanza no debe abandonarnos nunca, y aquí, en los versos que a continuación señalamos, se vislumbra esa pizca de esperanza necesaria para seguir dando sentido a nuestra existencia.
Sabiendo que la vida tiene sangre
roja, roja: con lucha de audaz vuelo,
firmes van respondiendo mis hermanos
contra ese continente virulento.

De esta forma caminan con los puños
bien altos, dando fe en levas Al Centro.

Pepa Nieto

                                                
































                                                 Que golpee y golpee
                                                 hasta que nadie
                                                 pueda hacerse ya el sordo
                                                 que golpee y golpee
                                                 hasta que el poeta
                                                 sepa
                                                 o por lo menos crea
                                                 que es a él
                                                 a quien llaman
                                                
                                                 Mario Benedetti






                 
























                 CON LA SANGRE HERIDA














        






EN MAR DE BRUMA

Alado anciano goza su reposo
a modo de un patriarca en lacio juego.
Templa la lira en ser y se acentúa
con movimiento en tono de silencio.

En un espacio de penumbra aérea
y decaída, denso anciano seco,
remonta lance en su cielo sin luna;
como vino que toma a justo precio.

Febril, inalterable con la lira
y en la paz mansa con el sol de invierno,
vive y siente sus notas con imágenes,
que son formas y llevan al misterio. 

Así su corazón con el crepúsculo
bailando en mar de bruma y viento.
Recuerdos que no sabe si son oros
o fiebre humanizada en agrio pecho.  











          
                          

            ODA A LA POBREZA             

Olvidada la lluvia sobre el río
dormida y desolada entre la niebla
observo, desde lejos, en su aspecto
más sombrío, la usura en su demencia.

Son millones los pobres que se afanan
en un vacío de hilo en hilo y besan
el suelo amargo en propio entendimiento,
malgastando la sangre y la existencia.

Arrugados, humildes: en un tránsito,
con arena de triste muerte. Quema
despiadada que rige los silencios.
Los silencios cargados de una faena
en futuro de luna inexistente.

Charco de nubes para mi presencia
cuando piso la tierra entre los hombres
y examino su frío y su tristeza.

Poblada soledad de piedra y aire
de alegrías morirse, no en pequeñas
muertes con pie pendiente de oleaje.  
                









         LOS NIÑOS ESTÁN SOLOS              

El mal nace en razones conocidas:
Copa vaciada sin sentido a tierra.
Aún a colmena de oro se reduce
su encanto si lo lame con su lengua
la rapiña, perdiendo, dulce y luna.
Y obligada conduce su pobreza.
Con el ahora, el antes y el después,
los niños gimen lluvia de colmena.

Los niños están solos y no hay sueños
a que remonten ruinas venideras.
La luna está dormida en el crepúsculo,
y no surge esperanzas en las mesas.   

Los niños están solos y en sus pasos
se dibuja profunda su tristeza,
con luchas de raíces pequeñitas,
perezosas en vuelos de palmera.

En alto, en bajo, siempre fascinantes,
sus diminutos ritmos me alimentan
a  justo pasaporte, en dulce lago.
Con las gotas de sangre que no cesan.










       SIN LUNA QUE REFLEJE                            

Sin luna que refleje en vena oculta
fuego limpio con norma adelantada,
adolescente inmóvil en la sombra
se duerme sin descanso en sueños de agua.

Necesitado busca compañía
en ginebras que mueren con el alba. 

Pálidas luminarias: rojas, negras,
de un lado a otro lado le desplaza;
en un zigzag de cuerpo fugitivo
que navega en la noche pierde-gana.

Tangible como el humo se percibe
sin horario, sin reloj: hora blanca.
Sin aurora que brote de su pulso
un bando que penetre la esperanza.

Joven sin lucha, suela ingenua en vuelo
perdido y desolado en su distancia.
Me deja un gusto amargo y enturbiado,   
de horizonte insensible a panorama. 











         NUBE SIN ESQUELETO                    

Un hombre espera al borde del camino
con su licor de sol y su desidia,
girando el hilo al hilo y sin objeto
con su sombra grotesca de gris vida.

Laberinto sin luna sueña el sueño.
Tierra muda sin aire y sin medida.
Donde sigue rodando su destino,
como confusa mancha desvalida.

Nube sin esqueleto, que se mira 
arrastrando su frente entre los hombres
y contempla su propia luz herida.

De un corazón de lluvia ciega en lidia,
siento y tomo su música y sus fines
con paciencia de piedra dolorida.











                          
                           

         
       
SILENCIOSAS        

Se pasa mucho tiempo en las farolas
junto a filas de rostros en espera.
Como arde la calor en buena noche
vela bajo un farol de esquina seca.

Con sus ojos vidriosos por el hambre,
llama que cuida tres olas pequeñas,
se ofrece al hombre que desea y elige
como agua desbocada sin fronteras.    

Y el hombre obtiene y cae su dinero
y gira para hijos, flores, mesa.
En jardines sin luna medio airea
y consigue minutos de su cielo.

Claro resto de lágrima benévola.
Nubes, fuentes: Invaden a la sombra.
Y acariciada por la brisa sueña.

Mujeres transformadas en cenizas
se agitan en arenas movedizas.

Humanas silenciosas agonías
en secuencia monótona en sí mismas.







        

              DEL PEDERASTA            

Con el creciente fulgor de la hoguera
la llama excede y anima la distancia.
A igual modo un narciso, sobre pasa
su espacio y busca con mente convexa.    

Y desnuda su vida con su vuelo
en máscara que en lecho dulce sueña.
Con fiebre ufana en sangre cada día
en montaje sin luna da licencia.

Intenta ser el joven melodioso.
Desciende, se desliza y, con secreta
compañía de niño adolescente;
se carga de mordiscos en la niebla
de cielo derribado.
                                     Aquí el miedo,
el frío, con silencio y la tormenta
en círculo lascivo. Fea verdad
que evade en olas de laña grosera. 

Este alevoso réptil, con insana
captura en las esquinas, logra y entra
por dentro de sensible carne y crece.
Fijo su noche amarga y me golpea.  









        ODA AL LUTE Y A SEMEJANTES                      

No hay cielo, no hay estrella, no hay textura.
Lleno de vaho triste y tan sediento
como grito de tierra en un vacío,
sin esperanza y con mira en deseo.

Va urdiendo frente a todo arbitrio injusto,
con la rabia de un tigre a caldo seco.
En juego a vida o muerte, busca el pan
con las garras que clavan su veneno.

Su soledad se enciende de apetitos
e irrumpe, con acciones de sucesos:
de unas jornadas firmes en monedas,
de unas jornadas firmes en secretos.

La precaria vivencia la compone
con odio, donde ríe con el viento.
Latido de balada oculta en nubes
de vena aguda en hambre al aire expuesto.

Abandonado al curso de sus horas,
sin luna que le entone su enderezo.
Así “entre cicatrices amarillas”
se produce sombrío mi lamento.
                      








DE LA MULTITUD           

Amalgama en viajeros silenciosos,
dividiéndose en calles, en aceras.
Como muros cargados, entre sombras
van de principio al fin y nada esperan.
Mareas retraídas, sin palabras;
sin palabras de rabias, de vergüenzas.
Gente neutra: sin ojos, sin corona
de fuego, ni horizonte; nada llevan.

No conocen la nube ni sus pasos,
ni tan siquiera la lluvia les refresca.
Y la ciudad se muere al son del musgo,
del musgo de viajeros que se queda
debajo de los nombres. Sin la danza
de la luna y que el tiempo les tolera,
con su torpe cadencia sin futuro  
con su torpe cadencia pasajera.

De impropios transeúntes soy cercado,
de transeúntes con su miedo a tierra.
Es la memoria que me pone el día
en la sangre, que fluye herida y ciega.

     









DEL ENFERMO POR TRAMA CRIMINAL         

Dónde encubrir tu gruta temerosa,
tu quejido entre muros acerados,
tu hilo de hastío, tu grito primero;
tu llanto sin respuesta: frío hábito.

Refugiado en la pobre habitación,
sin luz, solo y sin nadie; abandonado
en la terrible noche de escorpiones,
con la herida salvaje de hondo rayo.

En qué clínica bajan tu gemido
que lo elevan en el sótano áspero.
Quién te roba las noches de tus lunas,
hasta morir de invierno sobre helado.

Poseído del sueño misterioso
donde recobras música de labios,
con la inmensa oleada en melodías;
una sed de conjuros vas trenzando…

Fuego y seda mil veces calcinado.
Que la paz de la lluvia lenta y cálida,
sustente humedecida tu descanso.









      








                   TUMBA O CIELO


























            ESTE CAMINO DE LUZ LENTA          

Vena oculta que en viaje a tumba mansa,
encendida late a modo de ala inquieta.
Sin ruidos, como lluvia diminuta.
Tangible, así que sombra de sol hecha.

Se conduce con horas de cuidado
aquí en este camino de luz lenta,
donde vive su vida: lumbre pura
con la muerte que sabe y se recrea.

Con su duelo de obstáculos camina
heredándose el cielo que contempla.
Siempre constante, siempre sucesivo;
con despuntado aire que en sí eleva.

Cuando logre la cumbre: doloroso,
viviente de oleaje; fría impera
una noche, sin voz y sin orilla. 

Categórico en luna la obra entrega  
de trabajo cumplido: El lenguaje
redondo en la palabra que rodea
el recuerdo perenne en su memoria.
A un feliz desenlace en la pelea.  









EN ESTE TRISTE VIAJE       

Sonríe largamente al azar de esta
puta vida, de olor a cementerios,
junto a las hermanitas que socorren
a los ancianos, solos e indefensos.

Y en lo profundo de este triste viaje:
pesadumbre y certeza en su desierto,
se aviene madurando sed cautiva
en prolongada linde en jugo lento.
Sin odio, sin el mito de la luna;
contempla su finito parpadeo.

Donde se ve trascurrir como humo
entre ancianos decrépitos y etéreos.
Cofrades del destino, si bien libre
en su medida, vive los tormentos.

Que no se informe a nadie, ni a familia
cuando el río alimente su deseo.
Porque, éste varón ha unido lenguas
y se emociona, con el fundamento 
que destruyen a canes. Si bien otra 
vez retorne lo humano a bajo cero. 










REVIVIENO LA LUCHA
                                                         
                                                           Tu vida negra y dura
                                                           pobre John. -Dieciséis toneladas-               

Reviviendo la imagen de la lucha.
Hombres fuertes matados a jornadas,
turbios, deshechos en su propio río.
Del río que camina hacia las fábricas.

Salarios de miserias, alegrías
de millones de vidas asesinadas.
Hora tras hora con sol y con lluvia
la muerte que atesoran, la retaban.

Con las manos abiertas hacia otros,
-corazones que apuntan madrugadas-
un buen día quedaron en la sombra
a beber los lenguajes que sonaban.

Para juntar memorias entre propios,  
crecieron como el día con el alba.
Compañeros de sangre, libres fluyen
alzados, como un hombre con espada. 

Nublado de pedrisca. Recompensa:
Polvo negro y sin luna adelantada.

De sus dones fallidos, sonreía
contándoles su historia fracasada.    






  SOLIDARIO CON LA EMIGRACIÓN                            

Hay millones de rostros que padecen,
comen con frío y con pan de centeno.
Una esperanza nueva que transita
con hambre en luz, con hambre en tumba o cielo.

Sabiendo que la vida tiene sangre
roja, roja: con lucha de audaz vuelo,
firmes van respondiendo mis hermanos
contra ese continente virulento.
De esta forma caminan con los puños
bien altos, dando fe en levas Al Centro.

Al igual que ellos, negro soy con pies
ligeros, obligado a descontento
de jornal, y desnudo en carcajadas,
poderoso de sol de luna y sueño.

Hablando, pronunciando alegres máximas
voy vibrante, nacido; placentero
con mis hermanos: noche levantada,
cada día de frente y desenvuelto.
Siempre con este amor de gran azul
que me nutre canciones de buen género.
    









          
                SOMBRAS QUE DUERMEN               

Sombras que duermen con pausas de réquiem
en este mundo nuestro y sin hacienda.   
Sin hacienda y negados a posibles,
igual que nube herida que se vuela.

No dejan un legado transparente
con reflejos de luna, ni secreta
fontana que fomente la energía 
en transmitir sonidos de agua fresca.

Aunque aquí se confunda muerte y vida,
le arde su corazón en ágil lengua.
Donde se pierde de amor y agonía
con el nudo que corta y manifiesta.

Compañeros, el mar nunca está calmo.
Se agita en subterránea quiebra, llegan
en corrientes con locas pulsaciones
y se pronuncia en olas que altas ruedan.

Como la misma historia de los hombres,
que en torno bulle y dentro me golpea
como latido en grano de simiente:
Semilla en fruto que en la noche vela.








NOCHE DORMIDA         

Hay tanto que destruir, tanto aviso
en este mundo enfermo en la indolencia
y entregado sin ruidos, a esta ausencia
encontrada con todo lo creativo;
que va allanando en ánimos, sus mientes,
sus valías; y alcanza la postrera
hora de su crepúsculo, tocados
en propio pavimento, y sin materia.

Capto la voz de antiguos compañeros, 
creativas contra dóciles e iglesias.
Mensajes con latidos trasformaban
corazones y en rojas sangres siembran. 

Dinamiteros por la causa piquen,
calen activen e esa momia lenta,
que no se agita con temperatura
de sangre, ni con signos de tormenta.

Y esta noche dormida en cielo y luna
ganen la voluntad con la firmeza,
que griten –puño en alto- vida pródiga
mujeres y hombres, y consigan meta.    

         







          
              TRANSPARENTE

Sombra o monotonía, ¿quién espera,
quién espera a la Parca con lamentos?
cuando lo cotidiano se le ofrece:
Campo y ciudades, charlas y recuerdos.

Es hermosa la lluvia y la montaña,
aun capturado el hombre en su agujero.
En silencio camina con la tarde
en tierra y con la luna de concierto. 

Ahora con este viaje sumergido,
es hermoso el crepúsculo en su tiempo.
Crepúsculo que va hilándose al rito
de ceñida tortura en árbol nuevo.

Bien que siga la lucha con los hombres,
vive maduro para este trecho.
Viva, tenaz la rueda va rodando,
vivo tenaz entona himno prosélito
en mitad de la bruma.
                                          Transparente              
va como agua de río en gozo lecho:
hablando del futuro y de su fruta 
y predice un mañana, vivo y recto.

        






           
RAZONES QUE PROMETEN  

               Mermado por el tiempo, la batalla
               abandona. Predice que se acaba
               y que no aprende y cuida de su fuego,
               que le devora más que vista a premio.

               En la colina viendo al otro lado:
               aguas, acequias sin linde.  Confiado
               la soledad levanta, porque llega
               otro nivel, reflejo y eco, de esa
               luna, guía de su vasto desierto.
               Y paladea: ése soplo nuevo
               que vive los minutos que le queda  
               dentro de sí, y alegre se lo lleva.

               Tendida la espesura, terminada
               la obra; otros prosiguen. Todo avanza
               con el sol que define de razones
               que prometen. Extensa ala en la noche
               abriendo el aire, le muestra episodio.  
               E inmóvil el anciano inhala hondo.











                             
                         
            CON LA MADRE TIERRA           

Rodeado de muerte y entregado,
siente con este instante, tierra alerta,
tierra virgen que hechiza en ala abierta.
Madre tierra de soplo perfumado

con beso pío y de bondad gozado
en dulce languidez, de onda despierta.
Tierra anhelada con tierra cubierta.
Tierra profunda, cielo sosegado.

Esa luz sin espina aparecía 
en fresco dar sin ánimo ni plaza,
y vela el sueño en nido caldeado.

Hecho valle, constante enriquecía
de sustento, el terreno que entrelaza:
semilla, rojo en luna; no domado.

Fin, año 2011. Correo-e: pacofenoy@hotmail.com